octubre 29, 2009
Sección 4.3
Cuando más pretendo emborracharme de olvido y pienso que lo logro, cae el sol, recordándome que sigo vivo, y con él la resaca de los recuerdos, todos los momentos que hacíamos el amor sentía la conexión que había entre nuestros sentimientos, la unión de dos almas que al momento de estar juntas lo hacían perfectamente. Hoy un vacío enorme dentro de mí me despierta todas las mañanas, mi sombra como compañera me susurra al oído que la soledad se ha instalado en mis días y no la podré desalojar. Cuántos cuerpos han pasado por mis sábanas y sin embargo ninguno siquiera se acerca a llenar eso que tanto busco. El tiempo pasa, y no perdona, al igual que la niña ingenua que eras ya se convirtió en una mujer que olvida fácil y desprecia todo el pasado, repasando los recuerdos con odio y con rencor, aprendió bien las “instrucciones para salvar el odio eternamente”. Es algo recurrente en mi mente pasar algún día por su perdón y volver a ser aquel que fui, pero en ese momento el orgullo y alguna otra razón se empeñan en impedírmelo… a pesar de las noches que me dormí pensándote y tratando de sacarte de mi mente, no lo puedo lograr, es un imposible y es que en verdad te amé, y lo sigo haciendo, es por eso que me canso de mi, y lo detesto, ¡NO QUIERO HACERLO MÁS! Pero la esperanza de algún día volver a tenerte tan real es más fuerte.
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